Son recuerdos que me superan, que se vuelven indecibles, pero son casi todo lo que soy. Tal vez por eso me quedo tan callada.
Habría que atreverse a recuperar su música para acompañar una explicación que sería larga; perderme en minucias y esperar que a alguien le interesaran. Reconstruir cuando el mar era muy verde por lo mejor, a veces gris, en partes manso y a la distancia siempre enfurecido. La arena dorada, suave, a veces invisible debajo de piedras pequeñas pero continuas, calientes de día, que hacían doloroso caminar. Decir que la tierra nunca estaba quieta, que era polvo que se levantaba sin importarle la humedad, que había bichos y conchas irrecuperables, que las almendras se arrancaban del árbol para abrirles a golpe de piedras la carne, y que el café, por encima de su semilla, era rojo, dulce y todas las mañanas se desprendía de una rama para desayunar.
Decir que viví con comejenes, con tejones, con garrobos, animales con nombres hermosos, y que aprendí la belleza de las palabras.
Era muy chica y hablaba muy poco, como ahora, pero entonces porque todo de lo que hoy tendría que hablar y no me alcanza estaba ahí, y yo sólo podía verlo, aprehenderlo, ponérmelo en alguna parte no demasiado expuesta para no cambiarlo, para no olvidarlo, para nunca dejarlo ir, porque si todo es algo (y ese algo es personal) son esos años, esa vida, ese lugar.
Nadie sabe (y a nadie le importa) que aprendí a medir hasta dónde topa la marea conforme se va poniendo el sol.
Después, todo se cayó (en la metáfora y en lo literal), pero yo sé de las pertenencias, sé que aunque se rompan, se cambien, se entierren bajo lo nuevo, no se pierden; el suelo es bastión y su recuerdo arraigo.
Sé que, sin que nadie lo sepa ni a nadie le importe, ése lugar es mío.
Sobre todo lo que se deshaga, mi valle bonito me guarda.
Andando sin buscarlo voy a regresar.
2 comentarios:
Oh y yo que iba a empezar a hacer colecta familiar para comprar el terreno. Vivo decepcion tras decepcion.
Feliz (un tanto amargo tambien) regreso bloggero.
Es uno de los post más bellos que he leído. Esos recuerdos le amarran a una al futuro, porque en el futuro siempre hay posibles mares y ocasos y arenas que se alzan.
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