Se souvenir des belles choses
Me gustan los recuentos de fin de año, me emocionan. Los disfruto todos, desde en los que puedo buscarme aunque sea un poquito hasta los de cosas que de usal no me interesarían, como los programas deportivos con los mejores goles, las canciones más escuchadas de los canales de banda, los muertos del espectáculo (que eso de usual sí me emociona, parece increíble pero la gente se muere), todo lo veo con la penita de que ya pasó. Sin embargo, yo nunca he hecho uno de esos recuentos. Es difícil hablar de lo que mueve tanto, yo quiero mi pasado presente, se me parte el corazón.
No quiero el pasado inmediato. Puedo contar con detalle en un minuto las cosas bellas del último año. Fue casi todo pérdidas, despedidas, viajes de no retorno y silencios angustiosos. Cierro con números rojos. Pero de un pasado un poco más remoto me vienen todos los recuerdos que me hacen pensar que no ha estado tan mal.
El año pasado fue todo emoción, fueron los viajes, las personas de las que siempre me emocionaré de haber estado alguna vez, tener y perder la escuela, la graduación, ruidosa, hermosa, dejar el trabajo horrendo por un trabajo donde no hacer nada paga cada quincena, el creer, el querer, el hacer (a ti, por ti), mi cuarto en tu casa, tu familia, la gente del diario que nunca cansa (tú, tú, tú, tú sabes que eres tú, que estás aquí), las tardes, las noches, los cafés, los vinos, tu casa para nosotras, para él y para mí, tu tiempo, sus tiempos, todo. Gracias. A veces pienso que todo vale la pena sólo por el tiempo que se fue. Soy fácil de conquistar.
Veo con mi ojo cataratoso a este año y me quedo feliz con el pasado, con los demás.
Igual se acabó. Con suerte año que viene se pone mejor. Sin suerte peor. Igual se acaba y en lontananza es bello. Qué más da.
Y como el niño de Las batallas en el desierto, preocupado porque presente y futuro lo apachurran, tomo como medida de fin de año mi última precaución:
No quiero el pasado inmediato. Puedo contar con detalle en un minuto las cosas bellas del último año. Fue casi todo pérdidas, despedidas, viajes de no retorno y silencios angustiosos. Cierro con números rojos. Pero de un pasado un poco más remoto me vienen todos los recuerdos que me hacen pensar que no ha estado tan mal.
El año pasado fue todo emoción, fueron los viajes, las personas de las que siempre me emocionaré de haber estado alguna vez, tener y perder la escuela, la graduación, ruidosa, hermosa, dejar el trabajo horrendo por un trabajo donde no hacer nada paga cada quincena, el creer, el querer, el hacer (a ti, por ti), mi cuarto en tu casa, tu familia, la gente del diario que nunca cansa (tú, tú, tú, tú sabes que eres tú, que estás aquí), las tardes, las noches, los cafés, los vinos, tu casa para nosotras, para él y para mí, tu tiempo, sus tiempos, todo. Gracias. A veces pienso que todo vale la pena sólo por el tiempo que se fue. Soy fácil de conquistar.
Veo con mi ojo cataratoso a este año y me quedo feliz con el pasado, con los demás.
Igual se acabó. Con suerte año que viene se pone mejor. Sin suerte peor. Igual se acaba y en lontananza es bello. Qué más da.
Y como el niño de Las batallas en el desierto, preocupado porque presente y futuro lo apachurran, tomo como medida de fin de año mi última precaución:
Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante
porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual
porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual
8 comentarios:
No cabe duda...
Yo hacía la misma comparación y llegaba a la conclusión de que ha habido más peores y otros, muchos más, menos mejores.
Si, a lo mejor suena tonto, pero ojala pudieramos copiarnos este año y repetirlo el próximo, las cosas buenas que pasaron superan por muchísimo a las malas.
Y para n hacer propósitos estupidos ni andar esperando cosas que no ocurran, este año solo espero un helado de chocochip. Nada más.
Solo una pregunta ¿Qué pasó con nuestra premonición de "a los 25 años"? Recuerda que lo vimos en un sueño, y los sueños nunca mienten. Tal vez eso también, como en uno de esos comics bien fumados que tanto me gustan, pasó en una línea temporal alterna, o a un clon.
Excelente conclusión.
Te mando un super abrazo, ten un felíz felíz felíz año nuevo.
Un beso.
Corn Flake comment
Todo taaaan así, tan repetido.
Viajar es bueno, de verdad.
Pero mejor no. Mejor esperar para coletear un poco cada día de quincena, lo demás es la improbable inmovilidad del ser.
el año antepasado fue el primero en el que no use calzon rojo... y me empezo a ir bien en la cuestion del... no sexo, pero.... bueh! desde esta humilde sillita, te deseo un gran fin-inicio de año...
ya escupi mis intimidades, porque no puedo parar? esto del exhibicionismo es algo dificil de resolver... igual y lo anoto como proposito de año nuevo.
eso y dejar de lavar la estufa a las dos de la mañana.
tienes razon, estuvo medio palinurico mi post... pero "post nimodos"
jajajaja.... santa me trajo un "vanish poder O2" ya quiero ver que pasa cuando lo mezclas con "orange glow" y "pinol".
voy a lavar el horno de una vez para la maldita pierna de mañana... pesa 5 kilos.... mis piernas son mas pesadas y no dan tanto trabajo para... eh... ehm...
me callo.
Que buen post y que buen cierre con esa frase.
(palabra de verificacion: owqwo; parece una contraccion entre ojo y acuoso)
Que buen post, que bueno el regreso de tu blog, que bueno pasar fin de año en el callejon! =)
Waria
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