...Se está poniendo blando y eso a mí no me gusta
Título opcional para la mitad del post: Corazón tan blando
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Yo jamás lloro, pero por hoy llorar fue como respirar, algo que no se piensa, que ni se siente, que sólo pasa y que es irreprimible.
(Desperté llorando, salí llorando, regresé llorando, me bañé llorando, me maquillé llorando -y eso es algo bien difícil-, me vestí llorando, contesté e hice llamadas llorando, respondí preguntas llorando, concerté citas llorando y al final, para cumplirlas, dejé de llorar.)
Después de siete horas seguidas de llanto sin parar más de cuatro segundos, apenas lo necesario para tomar aire (el llanto requiere una larga y continua exhalación, ya vi), me dolía la cabeza, el cuello, el estómago y, lo peor, terminé con un ojo cheche (mis favoritos), pero aún con la mitad del día llorada, los dolores varios y el ojo cheche, salí e hice lo que había que hacer (but I still have to face the hours, don't I?); soy fuerte y admirable.
La verdad sí lo soy. La verdad yo sí me admiro.
Lo que pasa es que nadie se fija mucho en mí, pero si me vieran, si alguien se fijara, ahí los querría ver. Como sea no lo van a hacer.
Y también como sea, ya pasó, y ahora sigue ver cómo me va en mi nuevo año con esta actitud que me he propuesto seguir, basada en la frase aquella de:
“Yo nada más les pido una cosa: los que se vayan a ir que se vayan y los que se vayan a quedar que se queden”.
Ahora veo que tiene tanto sentido que actuaré en adelante con eso como escudo, y a los tibios, los que no puedan decidir por sí mismos o los que sí pueden decidir, pero no actuar, ya yo me encargaré de sacarlos a gritos y escobazos.
Ése es el plan. Ya no hace falta improvisar.
Y sí, así es, al final de “el día más miserable de mi vida” me ha vuelto el ánima y el ánimo, y todo gracias a unos zapatos condenadamente hermosos que me compré. Rojos, toditos forrados de diamantina, irrisorios para los que los vieron pero perfectos para chocar los talones tres veces, salir de acá y poder estar mejor.
Gracias principalmente a los zapatos (qué raro agradecerle a unos zapatos) (pero a falta de algo mejor) (aunque también está difícil que haya algo mejor) (es que hay que verlos, tan rojos, tan diamantinos, hermosos), gracias porque otra vez ya pasó, y yo me voy, pues, me voy, me voy a ver al mago, al mágico mago de Oz.
Título opcional para la mitad del post: Corazón tan blando
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Yo jamás lloro, pero por hoy llorar fue como respirar, algo que no se piensa, que ni se siente, que sólo pasa y que es irreprimible.
(Desperté llorando, salí llorando, regresé llorando, me bañé llorando, me maquillé llorando -y eso es algo bien difícil-, me vestí llorando, contesté e hice llamadas llorando, respondí preguntas llorando, concerté citas llorando y al final, para cumplirlas, dejé de llorar.)
Después de siete horas seguidas de llanto sin parar más de cuatro segundos, apenas lo necesario para tomar aire (el llanto requiere una larga y continua exhalación, ya vi), me dolía la cabeza, el cuello, el estómago y, lo peor, terminé con un ojo cheche (mis favoritos), pero aún con la mitad del día llorada, los dolores varios y el ojo cheche, salí e hice lo que había que hacer (but I still have to face the hours, don't I?); soy fuerte y admirable.
La verdad sí lo soy. La verdad yo sí me admiro.
Lo que pasa es que nadie se fija mucho en mí, pero si me vieran, si alguien se fijara, ahí los querría ver. Como sea no lo van a hacer.
Y también como sea, ya pasó, y ahora sigue ver cómo me va en mi nuevo año con esta actitud que me he propuesto seguir, basada en la frase aquella de:
“Yo nada más les pido una cosa: los que se vayan a ir que se vayan y los que se vayan a quedar que se queden”.
Ahora veo que tiene tanto sentido que actuaré en adelante con eso como escudo, y a los tibios, los que no puedan decidir por sí mismos o los que sí pueden decidir, pero no actuar, ya yo me encargaré de sacarlos a gritos y escobazos.
Ése es el plan. Ya no hace falta improvisar.
Y sí, así es, al final de “el día más miserable de mi vida” me ha vuelto el ánima y el ánimo, y todo gracias a unos zapatos condenadamente hermosos que me compré. Rojos, toditos forrados de diamantina, irrisorios para los que los vieron pero perfectos para chocar los talones tres veces, salir de acá y poder estar mejor.
Gracias principalmente a los zapatos (qué raro agradecerle a unos zapatos) (pero a falta de algo mejor) (aunque también está difícil que haya algo mejor) (es que hay que verlos, tan rojos, tan diamantinos, hermosos), gracias porque otra vez ya pasó, y yo me voy, pues, me voy, me voy a ver al mago, al mágico mago de Oz.
12 comentarios:
Bah!, pero siempre habrá pastel sabor con sabor a huevo y mañanitas con Cepillín que harán menos desagradable ese día.
Oye te tengo una propuesta: si me explicas que es el ojo cheche, yo te digo que son los charritos.
La verdad es que me entristece saber que fue un mal día para ti.
a mi me pasó, lo del peor dia de mi vida... fué en 1998, el 27 de abril. es bueno ver q en tanto tiempo no lo he superado... o no he tenido otro peor... pero, maquillarse llorando? hay que ser valiente.
por otro lado, hay dos cosas que una mujer no puede hacer al mismo tiempo: llorar y comprar zapatos, asi que es muy logico que gracias a los zapatos te sientas... ¿mejor?
http://www.youtube.com/watch?search=internet+porn&v=eWEjvCRPrCo
Eh? Eh? Eh?
Luego me enseñas a postear videos
Coincido respecto a los tibios, ahora ten cuidado con los tornados...
saludos
Sos bien valiente de veras... pero así es. Una cosa es llorar y llorar y otra distinta es dejar de vivir por una decisión que alguien tomó o peor aún, por una que alguien no tomó. En esas ocasiones de desgracias, lo que queda es eso: hacerte un plan vos, que no dependa de las in-decisiones de nadie más. A mí me parece un excelente plan, que definan si se van o si se quedan y que se dejen de mierdas a medio camino... al final, no es tan fácil cumplir ese plan pero siempre hay que tener uno. Y yo no sé por qué será, pero comprar algo que marque un antes y un después siempre es un símbolo importante. No es tanto por consumismo, me parece que es otra cosa. ¡Bienvenidos zapatos rojos! ¡que te lleven a caminar! (yo sí me fijo en tu valor, si sirve de algo).
A mí también me entristece que entristezcas, pero me gusta cuando hablas de tu tristeza, por que es un modo de querer la col con sus hojitas de alrededor. Te digo qué quise decir si explicas ques el ojo cheche y si Rosángela explica que son los charritos. Un abrazo, Graciela.
Yo no entristezco con tu tristeza, y se que expresar momentos dificiles te libera de un peso y fortalece tu "espiritu", disfruto de tus expresiones y me alegra que te fortalezcas.
¿Expresar momentos alegres fortalecerá tu corazón? No lo se, pero estoy seguro de que también disfrutaría de esas expresiones tuyas!!
Yo te propongo un nuevo trato, que supera por mucho el de Ros: tú explícame qué es un ojo cheche y yo me quedo con tus zapatos.
Trato Hecho. Las manos se estrechan, ya no te puedes retractar eh.
O se me ocurre otro: dime qué es un ojo cheche y te doy una conguita.
Feliz día más miserable de tu vida.
y te vere en la puerta negra que yo cerre en tu nariz ayer, sombreros y disfraces...
paredes y sillones que buscan tu calor, y sombras que han quedado...
y comprare una caja con 50 chocolates...
de haberte involucrado tanto en esta vida llena de problemas...
sombreros y disfraces...
la soledad que yo pedieeee...
que buscan tu calor y sombras que han quedado en el balcon, mañana olvidare, ya no te buscareiii...
mañana olvidarei....
Rosángela, la representante universal del ojo cheche es Paris Hilton, vela y la verdad te será revelada.
Rosángela empática, eso se agradece, la empatía, gracias.
Exquisita, mejor que mejor, es que hay que ver los zapatos, lo zapaaatos.
Fosfocito, uh, no, no te enseño porque no sé, yo puse uno y se me desapareció; primero estaba y después ya no estaba, pero si quieres te enseño con qué tipo de jabón se sacan diferentes manchas en diferentes telas, yo estudié eso en la secundaria, eso sí sé.
Lefou, yo tenía una casa a la que sí se la llevó un tornado, cuánto intertexto.
Sirena, para ti gracias en general, sólo eso -que es mucho aunque no parezca-, y shh.
Livi, bueh, yo ya expliqué lo del ojo cheche, yo creí que se explicaba por sí mismo, y los charritos yo creo que son así como unos honey smacks marca libre que se venden a granel en los mercados, acá se llaman chachitos. Ya mejor invento porque nomás no nos resuelven la duda.
Artemis, nomás que algo se ponga bien se sabrá si eso desablanda el corazón, a ver, o ver.
Sofía, trato no hecho, gracias por tu felicitación, y ash, lo de la conguita, creí que ya estaba olvidado pero entiendo que me perseguirá por siempre y en los grandes momentos de mi vida un eco al fondo del salón interrumpirá mis discursos: conguitaaaaa coooonguiiiitaaaa. Creo que también se llaman torcasitas, por cierto.
Elusuarioanónimo, emm, quedó bonita, ¿no?
Alguna vez, recuerdo que el mundo se me venía encima, creí que era el final para mi y que ya no habría nunca más un sólo instante de sonrisas ni de magia...y caminando a ningún lugar la vi; una camisa en la que existían todos los colores posibles. Y con ella también me fui a ver al mago, al mágico mago de Oz...
Me encantó leerte!!!
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