Mira, es simple, todo comienza con un descuido.
Dejar que la ropa fina se arrugue un día más en la canasta, que el carro derrame cada noche una gota de aceite, que en el lavatrastes se acumulen dos tenedores, una cazuela, un vaso aún con leche.
No importa porque la ropa no se necesita por el momento, el carro sigue avanzando y queda todavía mucha vajilla por ensuciar.
Así, una mañana no dan ganas de contestar la llamada y, como cumplirse ese capricho es fácil, no se contesta. Más tarde, cuando el ausente está ahí (presente), se le mira pero nada se le dice, ya por miedo, ya porque de pronto no dan ganas de hablar. Después las despedidas se van volviendo menos dolorosas, menos emocionantes. Luego se acaba la expectativa de los regresos. Al final el ausente vuelve pero ya no se le reconoce, simplemente se le mira con extrañeza y quien lo esperaba ansiosamente la noche previa a la mañana en que no dieron ganas de contestar la llamada se marcha, ya sin siquiera acordarse de qué estaba haciendo ahí.
Es simple, te digo, porque todo empieza con un descuido; pero la ropa se quedó con arrugas implanchables que se volvieron grietitas en la tela y la echaron a perder, el carro siguió caminando tras un arreglo (tampoco hay por qué caer en el tremendismo) pero el suelo quedó manchado por un montón de gotas de aceite que, la tarde en que llovió, formaron un charquito en el que un insecto (una mariposa o un grillo) fue a ahogarse, los trastes limpios se terminaron y el olor agrio de la leche descompuesta en los vasos llenó toda la casa.
Y lo peor, ¿sabes?, es que cuando la desgracia está instalada uno ya no se puede acordar de que en el principio todo fue tan simple, que todo empezó con un descuido.
No, no lo sabes. Quizá ya ni siquiera te acuerdes de qué estabas haciendo aquí.
And her eyes gave him no sign of love or farewell or recognition.
14 comentarios:
Siguiendo con mis comentarios machistas, diré que pasas por una época felizmente viril (nacimos bajo el Signo de Shiva, todo lo destruímos, todo queda en el desmadralíptico pensar "Si era todo tan simple", pero no, nunca es tan simple, hay que dejarse crecer las telarañas de la voz y ni siquiera contestar el teléfono...
En fin disfruta tus vacaciones entresemana y deja que todo se vaya al cuerno...
Con el cariño de siempre
Na Zdravje
gracias... aunque no lo creas paso por un mal momento y tu post me sirve mucho para empesar a resiganrme y darme cuenta que tal vez la culpa no es del todo mia... son los descuidos que los dos tuvimos... y aunque yo puse de mi parte ya es suficiente, ya se acabo...
Reelere tu post seguido, ya he leido tu blog antes... siempre que caigo en el es el dia oportuno...
Cuanta sabiduría encierran tus palabras.
=)
Oiga usted, que conseguì los cuadernos y los leì, que me trajeron tantas cosas, entre recuerdos y algo màs, "me ayudarà a no pedir ayuda"... o algo asì, gracias.
Un saludo
Empiezo a pensar que debería poner una agencia de ayuda comunitaria. Yo no sé qué hago contestanto teléfonos para vivir si mi verdadera vocación está en aconsejar, por lo que se ve.
Y de nada, pero, Gabriela, qué cuadernos? Qué cosas? Qué recuerdos? Qué Gabriela? Es un comment equivocado? Es que yo me olvidé de algo? Ay de mí, exijo una satisfacción.
Ay, Graciela, no mames, nunca todo lo que sucedía en mi vida tuvo tanto pinche sentido.
Los de la Pizarnik, no sè si sean de ella por que es un texto electrònico.
Los recuerdos? Ah, los de la roja violencia y el sexo, bàsicamente, aunque la niña que se retrae tambièn me parece familiar.
Que bonito es ganarse la vida aconsejando gente por telèfono... ah, que tiempos aquellos, quiero llorar.
No nos han presentado, usted disculpe
Si, la vida misma puede comenzar así, un día olvidas tomar las pastillas y de un descuido se crea algo mayor…y así nos podemos seguir con una retahíla de cosas que empiezan por dejadez.
Ojalá fuera tan descuidad como para no recordar que diablos hace ahí, tan ausente.
No me de mello, ya ve que ahora la desgracia esta de vacaciones y la felicidad toca a la puerta de la cocina...
Por lo menos finnegan podía dormir.
Yo no.
Por fin tengo un momento destinado al placer de leerte.
Por fin tengo un placer designado a leerte.
Ay Luis Ricardo, la vida se te va en gula y lujuria.
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