De un tiempo a acá me viene la preocupación de que se me olviden las cosas de las que no me quiero olvidar. Recuerdos de unos días, de viajes, de encuentros que yo quisiera tener siempre atrapados pero que se me empiezan a ir y ya tengo que darles resanadas de imaginación aunque hayan pasado hace unos meses, un año.
En cambio, hay momentos vividos que tengo tan nítidos por más que preferiría que ya no estuvieran ahí.
Cuando estaba en primero de secundaria escuché una conversación entre las que se sentaban atrás de mí:
-¿Y eso?
-Es que en la mañana encontré un pajarito muerto afuera de mi casa, y se lo saqué, y me lo traje.
Volteé hacia donde estaban las que hablaban y vi que Violeta tenía entre sus manos una bolsa de plástico transparente llena de un líquido (agua o alcohol, no sé) que ya se había teñido de café amarillento y, flotando en él, un corazón pequeñito.
Violeta era buena y, sin embargo, por culpa de ese corazón pequeñito que no se me borra (“...se lo saqué, y me lo traje”), 11 años después su nombre me sigue remitiendo a una figura perversa.
En lugar de guardar lo más querido, la mente se empeña en el almacenaje de las cosas que mejor sería olvidar, como el drama, la vergüenza, el corazón embolsado de un pajarito.
¿Luego por qué uno es como es?
En cambio, hay momentos vividos que tengo tan nítidos por más que preferiría que ya no estuvieran ahí.
Cuando estaba en primero de secundaria escuché una conversación entre las que se sentaban atrás de mí:
-¿Y eso?
-Es que en la mañana encontré un pajarito muerto afuera de mi casa, y se lo saqué, y me lo traje.
Volteé hacia donde estaban las que hablaban y vi que Violeta tenía entre sus manos una bolsa de plástico transparente llena de un líquido (agua o alcohol, no sé) que ya se había teñido de café amarillento y, flotando en él, un corazón pequeñito.
Violeta era buena y, sin embargo, por culpa de ese corazón pequeñito que no se me borra (“...se lo saqué, y me lo traje”), 11 años después su nombre me sigue remitiendo a una figura perversa.
En lugar de guardar lo más querido, la mente se empeña en el almacenaje de las cosas que mejor sería olvidar, como el drama, la vergüenza, el corazón embolsado de un pajarito.
¿Luego por qué uno es como es?