Viendo este post, y pensando en los personajes inmortalizados en los dineros, me acordé que la primera vez que vi un billete de mil pesos pregunté "¿y quién es el de la imagen?", se creó un silencio (quizá alguien me iba a cuestionar si de verdad no sabía pero les dió flojera alargar la conversación) "Miguel Hidalgo" respondieron y yo me apené por no saber algo tan obvio.
Ahora lo pienso. (Yo estoy bien, tú estás mal.) Creo firmemente que la imagen que pusieron en los billetes no se parece ni tantito a la que usualmente nos muestran del padre de la patria.
¿Verdad que de primera instancia no se sabe quién es? ¿Verdad que no se parece? ¿Verdad, verdad, verdad que no?
No se parece y ya.
Yo estoy bien, tú estás mal.
Son casi las 5 a.m. y yo pensando en Miguel Hidalgo.
Ando mal. Necesito un consejo.
Ahora lo pienso. (Yo estoy bien, tú estás mal.) Creo firmemente que la imagen que pusieron en los billetes no se parece ni tantito a la que usualmente nos muestran del padre de la patria.
¿Verdad que de primera instancia no se sabe quién es? ¿Verdad que no se parece? ¿Verdad, verdad, verdad que no?
No se parece y ya.
Yo estoy bien, tú estás mal.
Son casi las 5 a.m. y yo pensando en Miguel Hidalgo.
Ando mal. Necesito un consejo.
11 comentarios:
Es fácil confundirse con las imágenes de Miguel Hidalgo. Se parece demasiado a mucha gente, como a Cristóbal Colón.
Mmmmhhh, no creo ver un billete de mil pesos en mucho tiempo.
Yo nunca he visto un billete de mil. Pero creo que es fácil desconocer a los héroes patrios; para eso basta con que se salgan de los tres cuartos de perfil en que los hemos conocido de toda la vida. ¿Alguien sabe cómo se ve Sor Juana de frente? ¿O sin su capuchita de monja? ¿tiene un buen lejos?
-Don Miguel Hidalgo, que yo sepa, sólo comparte el look con Rico Mac Pato.
¿De verdad no han visto un billete de mil?
No dije que yo lo tuviera para gastarlo, nisiquiera de paso por mis manos, ni por las de nadie que estuviera conmigo en ese momento. La vez aquí contada yo lo vi adentro de una computadora, encerrado en el monitor.
Mario: Yo, yo, escógeme a mí. Yo sí he visto a Sor Juana en su versión más desconocida. En el Munal hay una pintura donde le están entregando el hábito y ella aparece -muy bonita y muy descubiertira- vestida de mujer normal-no-monja-no-200pesos.
Quien pueda vaya a verla, sí emociona.
A mí una vez me pasó algo similar, pero mucho más bochornoso. Estaba viendo, junto a un chairo, unos murales espantosos de la Facultad de Ciencias. Comenté yo: "mira qué peludo está Marx, qué cachetoncito les quedó Mao y... ¿y este güey quién es?". El chairo, indignado, muy serio, me contestó: "es Lenin".
Y yo dije: "ah".
Bueno, uno no tiene la culpa del talento interpretativo de los ilustradores y artistas. Pensando en este post, soñé que alguien se quejaba de mis fotos "son un engaño, nunca has salido de perfil", me decían.
Eso del billete de a mil bolas, ha de ser mito urbano. O es que todavía no tengo esa cantidad mas que en billetes de mediana denominación.
Hidalgo es como Superman: cada quien tiene su versión, agarra la que más te acomode.
En una etapa de mi vida la figura de Benito Juárez me obsesionaba. Todo empezó cuando conocí La Cabeza de Juárez -monumento construido por Orozco en el Oriente del DF, que consiste en una gigantesca cabeza del otrora pastorcito de ovejas, montada sobre dos patotas de metal (te levanta los pelos)-. Acabé leyendo una biografía de 150 hojas, me enteré de que se murió de dolor de panza y basé mis trabajos de diseño de todo un semestre en él.
Yo sé cómo es eso de buscarle tres pies a los héroes patrios.
El look de Hidalgo no es el adecuado, pero el del billete sí, hasta que uno tiene un color decente. Yo si reconocí al personaje patrio, lo que dudé fue autenticidad del billete y casi lo rompo mientras bromeaba acerca de la buena calidad de la impresora del café internet donde lo ví y pedía que me hicieran uno. Todos me miraban desconcertados.
Pero el color del billete lo hace tan similar a los de veinte (y el indefinido Hidalgo que no ayuda, insisto). Creo que un día me darán uno de mil, yo lo guardaré en mi cartera junto a uno de veinte, pasarán unas horas, necesitaré cigarros, iré al oxxo a comprarlos, daré el de mil pensando que es el de veinte y el dependiente, todo sonrisas y amabilidad, tendrá el descaro de darme mis cinco pesos de cambio y decirme "gracias, vuelva pronto". Eso tarde o temprano va a pasar, lo sé.
Un ingenuo amigo tenía una similar preocupación, pero su angustia recaía en el sufrimiento del señor del oxxo al no poderle dar la feria si este le pagaba con un billete de mil unos pingüinos.
Que grosería, no?
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