El queridísimo, el nombre que yo te di, con el que te llamaba en los diálogos internos cuando te convertí en mi interlocutor imaginario y desplacé a todos los demás. El error fue darte un nombre.
Evohé, ¿sabes por qué te llamas Evohé? Yo le había dicho a Bernarda: si algún día tengo un gato, voy a ponerle Evohé. Una mañana, Bernarda te trajo a casa. Eras muy chiquita entonces, tenías un lazo rojo alrededor del cuello y te llamabas Evohé. Y ya con nombre, ¿cómo no admirarte?, ¿cómo devolverte?, ¿cómo no quererte?*
El error fue darte un nombre. Pero lo hice. Y ahora, ya con nombre, ¿CÓMO NO QUERERTE?
¿Y ahora?
Bueno, el tiempo y eso... ya, ya.
Evohé, ¿sabes por qué te llamas Evohé? Yo le había dicho a Bernarda: si algún día tengo un gato, voy a ponerle Evohé. Una mañana, Bernarda te trajo a casa. Eras muy chiquita entonces, tenías un lazo rojo alrededor del cuello y te llamabas Evohé. Y ya con nombre, ¿cómo no admirarte?, ¿cómo devolverte?, ¿cómo no quererte?*
El error fue darte un nombre. Pero lo hice. Y ahora, ya con nombre, ¿CÓMO NO QUERERTE?
¿Y ahora?
Bueno, el tiempo y eso... ya, ya.
* Del Monólogo con Evohé - Gonzalo Celorio
1 comentario:
Quienseráquienseráquienserá???
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